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CULTURAS HIDRAULICAS DE LA AMAZONIA BOLIVIANA

05.08.2015 23:38

CULTURAS HIDRAULICAS DE LA AMAZONIA BOLIVIANA

Oscar Saavedra Arteaga nos presenta Culturas hidráulicas de la Amazonia boliviana.

Ecología cultural sofisticada y manejo del paisaje, ensayo sobre filosofía, ciencia y desarrollo, un libro en el que da cuenta, de manera extraordinaria, muy bien escrito y muy bien estructurado, de las huellas científicas de los Reinos Dorados, del Paitití, Candire y el Gran Moxos, ese mar vegetal que ahora llamamos el Beni.

En este libro el mito se vuelve realidad, la leyenda cobra dimensiones históricas y la poesía se transforma en un ensayo sobre una arcaica civilización que aparece como un sol luminoso en el horizonte de la investigación arqueológica e hidráulica.

Este es un libro necesario para entender por qué la mayoría de los pueblos de América eligieron las llanuras amazónicas del Gran Moxos para fundar una civilización que dominaba los secretos del agua, y para comprender por qué debemos volver a usar la tecnología que ellos dominaban y que aún, hoy, nos permitiría superar las inundaciones anuales y encarar cultivos a gran escala “logrando un modelo de producción sustentable por largo tiempo” tal como lo ha venido haciendo su autor desde hace seis años.

Oscar Saavedra escribió un libro que desde el presente nos cuenta el pasado y nos proyecta al futuro.

Homero Carvalho Oliva

 

 

No es común entre nuestra juventud actual encontrar quijotes que se adentren, tras los molinos de mal viento, con lanza y caballo, a escarbar no sólo el pasado reciente sino aquel otro, el de nuestros abuelos primeros que dieron nombre y cultura a esta inmensa región de la tierra que se conoció en la era moderna como Amazonia. ¡Vaya uno a saber cuál fue su nombre verdadero!

 

Oscar Saavedra Arteaga, es de esos hombres jóvenes que con la pasión del llanero, dueño de verdes horizontes a falta de azules marítimos, ocupa su tiempo en buscar en la fantasía del tiempo, en las utopías del alma esas culturas hidráulicas que llenaron de terraplenes y camellones las tierras de Mojos que guardan tantas cosas, tantas vidas, tantos saberes, por donde Oscar Saavedra, a pie, a caballo o en canoa camina tras los misterios de lo que fue para saber lo que somos. De eso se trata este trabajo formidable.

Ruber Carvalho Urey

 

 

 

El panorama que presenta el pasado prehispánico de la llanura moxeña es realmente excepcional;

sorprende a propios y extraños. Las nuevas investigaciones retrotraen la fecha de la presencia humana en la Amazonia hasta convertirla en una de las más antiguas del Nuevo Mundo. Los arqueólogos han determinado que los sitios con presencia de cerámica en la Amazonia media datan de alrededor del 5000 a.C., lo que convierte al hombre amazónico en uno de los agricultores más antiguos del continente americano.

Según los informes del Centro de Investigaciones Arqueológicas del Beni (CIAB), a cuya cabeza estuvo hasta su muerte Kenneth Lee, se habían contabilizado en 1995 alrededor de 20.000 lomas artificiales y 5.000 kilómetros lineales de terraplenes o diques. Algunas de estas lomas son realmente imponentes, pues alcanzan hasta 20 metros de altura sobre una base que supera las 30 hectáreas. El hecho de haberse construido artificialmente estas lomas implica la necesidad de más de un millón de metros cúbicos de tierra extraída, lo que provocó la aparición de estanques artificiales que se usaban para el almacenamiento de agua y la cría de peces.

Estas evidencias que se acaban de enumerar muy sucintamente descubren al mundo un pueblo realmente excepcional. Los moxeños prehispánicos no sólo se muestran como un pueblo agricultor en una época muy temprana de la historia americana, sino también con un alto conocimiento tecnológico que lo lleva a convertir terrenos anegadizos y muy poco aptos para la agricultura, en espacios productivos capaces de generar gran cantidad de alimentos. Para que este pueblo llegue a crear estas obras que son de gran monumentalidad y un sistema de producción sustentable, se hacía necesario un pueblo con una alta densidad poblacional y un complejo sistema social.

Después de asomarse a este mundo que viene a revolucionar la mirada tradicional del pasado prehispánico americano, Oscar Saavedra Arteaga –siguiendo los pasos del gran precursor de estos estudios, Kenneth Lee Bradford– ha dedicado los últimos seis años a un riguroso y sistemático estudio de la región.

Fruto de ello es el libro que hoy presenta a consideración de la comunidad científica nacional e internacional con el sugerente título de Las culturas hidráulicas de Mojos en la Amazonia boliviana. Ecología cultural sofisticada y manejo sustentable del paisaje. El autor, con gran solvencia científica –basado en una amplia bibliografía, pero sobre todo en un profundo conocimiento y amor por la región– nos muestra el escenario geográfico en el que se desarrolla esta cultura hidráulica, creadora de uno de los sistemas agrícolas más sofisticados del mundo. El trabajo de Saavedra Arteaga va mucho más allá de la mera interpretación bibliográfica en la que se entremezclan la filosofía, la historia, la antropología, la geografía, la ecología, además de trabajo de campo, pues a través de este estudio de los logros del pueblo moxeño presenta al mundo una opción ecológica excepcional para el desarrollo sustentable.

La obra de Saavedra Arteaga tiene una enorme importancia. Por una parte, contribuye al desmoronamiento definitivo del mito de que las altas culturas estaban sólo alrededor de esa enorme cordillera que recorre nuestro continente de norte a sur y que ha dado al mundo culturas excepcionales, lo que tal vez tendría que llevar a replantear la teoría de los pisos ecológicos de arriba hacia abajo en el sentido contrario.

Por otra parte, llena un sentido vacío en la bibliografía sobre el tema. Se trata de un estudio luminoso que se presenta como un gran desafío que de aquí en adelante tendrá que ser tomado en cuenta a la hora de plantearse el desarrollo del departamento del Beni.

Alcides Parejas Moreno

Santa Cruz de la Sierra, octubre de 2008.

 

 

 

La llanura. Es fascinante visualizar los complejos agrosistemas que combinaban una agricultura extraordinariamente productiva y sostenible, con la cría de peces, caracoles, patos y otros bienes de la biodiversidad. Pero los campos elevados, sean lomas o terraplenes, además cumplieron y aún cumplen un rol defensivo de la gente, el ganado y la fauna silvestre ante las grandes inundaciones, reduciendo el factor de riesgo y vulnerabilidad, algo valioso especialmente en estos tiempos donde se ciernen la amenaza por el cambio climático o la construcción de grandes represas hidroeléctricas.

Las corrientes escépticas que no faltan deberán considerar que el esplendoroso manejo territorial y productivo que se desarrolló en el Beni precolombino también se dio en otras regiones, como es el caso de las “chinampas” de México, las “terras pretas” de la Amazonia central, o los “sukakollos” tiwanacotas; cada año se suman nuevos descubrimientos. Esto implica que los antiguos pobladores de la América Latina desarrollaron procesos productivos sostenibles en armonía con los ciclos de la naturaleza, que el hombre moderno no ha podido alcanzar. Es más, las culturas hidráulicas amazónicas, como las denomina Oscar Saavedra, realizaron un auténtico manejo del paisaje, confiriendo a la llanura beniana la condición de un auténtico paisaje cultural. Otro visionario de la tierra beniana escribió desde el estilo de la novela sobre la grandeza de las culturas hidráulicas, mezclando la realidad y la leyenda, y alternando las historias del Taita Cuvera y de Keneth Lee, separadas amenamente por un par de miles de años.

No en vano Renard- Casevitz, en la comparación de los arawakofonos –Campas y Moxos– de la Amazonia se refiere a estos últimos como horticultores paisajistas.

Pero, más allá de la herencia simbólica de la arqueología que desde ya tiene un gran valor, está el legado del manejo del ecosistema con proyección de sostenibilidad, legado que el tiempo afortunadamente no logró borrar y puede ser descifrado por tesoneros y afanosos buscadores del conocimiento como Oscar. Esto se está plasmando en iniciativas todavía experimentales, con poblaciones locales como Loma Suárez, tarea que cuenta con el apoyo de organizaciones con alto nivel de compromiso como OXFAM. Estas acciones consistentes en traducir la experiencia del pasado a la realidad actual y las prácticas hidroagroecológicas de las culturas ancestrales están siendo aplicadas, alcanzando resultados realmente asombrosos en términos de productividad, pero principalmente en el rescate de la autoestima y la confianza de la gente en un futuro mejor.

El libro, cuyo honor se me ha dado presentar, es con seguridad un aporte muy valioso de Oscar

Saavedra, cuyo valor aumenta en tiempos ambientalmente difíciles. Mediante esta obra nos quiere mostrar que la Amazonia beniana, además de ser una excepcional joya natural del planeta, es una joya cultural cuya experiencia pasada puede efectivamente contribuir a un valioso concepto de cambio hacia una visión de sostenibilidad en armonía con el ecosistema, cosa extremadamente valiosa en esta época de crisis planetaria.

Marco Octavio Ribera Arismendi

Biólogo y Especialista Ambiental